Preciosa esta Boda en Masía Durbá. Dicen que los caracteres se complementan y yo creo que así es. Elena explosiva y vivaracha y Víctor sosegado y atento, aunque hay en algo que confluyen, los dos tienen como principal virtud la amabilidad y el cariño. Pendientes toda la semana del estado climatológico, este viernes de agosto resultó estar en calma y el sofocante calor de pasadas jornadas había dado paso a una temperatura más que agradable para esta temporada estival. Elena y sus familiares se preparaban en la casa paterna, mientras Víctor optaba por comenzar la jornada en la Masía Durbá, lugar donde se celebraría toda la boda.
Como un río de gente iban llegando invitados tanto a la masía como a ver a Elena. Ella no cesaba de mostrar su vestido a todo el que se acercaba por casa. Un precioso vestido de Rosa Clara con la espalda descubierta. Víctor no tiene más que ojos para ella, así que cuando la vio entrar no pudo contener esa emoción que se siente al ver a la persona con la que has decidido pasar el resto de tu vida. Unas cien personas escuchaban de sus bocas la bella historia de su pedida en New York y el colmo de las casualidades que en ella se dieron cita.
Así transcurrió este bello día en la preciosa Masía Durbá entre juegos de mesa a los que son muy aficionados y muchas emociones.
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