Es poquito a poquito, en los detalles, en los gestos, en la forma de mirar, en la forma de cuidar como te das cuenta de como se quieren las personas. En ese caricia que se hace sin tocar, en esa sonrisa que se ve aunque no estés delante. Así podemos decir que es el amor de María y Alberto.
No me gusta hacer escritos en el blog para contar algo que no siento, aunque sea preciso para el seo nombrar esto o lo otro. Me gusta pensar que muchas parejas que hemos conocido forman parte de nosotros. Modos de hacer que con el tiempo vas identificando y que piensas, «que bonito, yo también lo quiero hacer así».
Una de las cosas que aprendes con en el paso del tiempo es a rodearte de personas que te hagan ser la mejor versión tuya. Que cuando vayas a capturar su momento lo des todo, lo pienses todo y sobre todo como estás sintiendo esta historia y desde que punto de vista la voy a contar.
Siempre hay un rasgo, siempre encuentras el hilito de donde tirar hasta encontrar la madeja. Esto es lo más complejo de todo sin duda. En nuestros viajes, en nuestras horas de estudio a fotógrafos maestros de la historia de este arte, en nuestros proyectos personales. En todo lo que hacemos está la búsqueda de ese rasgo, de esa cualidad y de como explotarla.
Si veis esta preciosa historia del amor de María y Alberto esperamos haber sabido transmitir que para nosotros ha sido muy especial.
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